domingo, 10 de enero de 2010

Cacao... equilibrio y futuro en San Salvador de Jujuy



Qué placer se siente, cuando uno abre la carta de un restaurante y se da cuenta a primera vista,de que ésta ha sido confeccionada con esmero y que una prolija selección de platos se nos ofrece a nuestra vista y sentidos. Prolija, además, si me permiten usar este término, pero es que las cartas prolijas son las que yo más prefiero, porque contienen, generalmente, no más de cinco o seis entradas y otros tantos platos principales y postres.

El chef de Cacao: Adrián M. Archis, ha sabido lograr una carta que se presenta ante el comensal de manera agradable y amena, permitiendo sin mayores dificultades poder elegir el menú. Y, cuando me refiero a la prolijidad en su confección, uso este término porque uno puede seguir una progresión que va desde la entradas hasta el postre sin mayores dificultades, dejando solamente llevarse por los sentidos.

Otra cosa, que no puedo dejar de destacar, es que éste menú no tiene platos de pastas ya que generalmente la inclusión de éstos hacen que la gente las termine eligiendo por llamémoslo... (como usted mejor desee), un paladar aburrido, o, si prefiere, cauteloso ante un plato novedoso e innovador .

De lo degustado; el carpaccio, merece una especial mención por no caer en lo barroco, - y aquí nunca mejor dicho menos es más - y de la trucha con olivas y muzarella, pasamos a un excelente tiramisú, (que debo confesar casi nunca está entre mis postres favoritos), pero nobleza obliga, este se lleva las palmas!...

Y como no solo un buen chef hace a un restaurante, quiero destacar la cuidada atención que dispensan las camareras y la no menos agradable recepción que ofrece a los comensales Katerina, esposa del chef , y responsable de este esfuerzo por lograr un equilibrio entre la buena comida y una atención medida.

Creo que si continúan por este camino, Cacao será un restaurante, que todo turista en su paso por Jujuy no querra dejar de conocer.









sábado, 2 de enero de 2010

Empanadas....

Este comentario será breve, ya que no deseo ahondar demasiado en las desventuras gastronómicas, que pasé en mi veraneo por el norte de nuestro país. Sí, debo decir que salí con la idea de degustar las comidas típicas que podían ofrecerme las tres provincias que visité. Mi recorrido comenzó por Tucumán. Probé empanadas,- aquí, allá, más allá- y nada que se pueda destacar. También degusté tamales, aunque para ser sincero con éstos no me fue tan mal.

En Salta también sometí, varias veces, mi paladar, a tratar de encontrar ese placer del que tanto se habla cuando de sus platos típicos se comenta. Pero no fue así y, otra vez lo mismo ... que el caldo de cocción no era el adecuado para los tamales, ... que a la masa de las empanadas les faltaba ese toque tierno y crocante que es lo primero que nuestro paladar encuentra antes de hallar un relleno equilibrado ( ya sea que éste fuese picante o no, con más o menos papas, pimentón y todo aquello que usted pueda esperar).

En Jujuy, fin del recorrido, agradezco que en Humahuaca me deleité con esa empanada, de masa frita, tierna y jugosa en su interior que me ofreció lo que tanto venía esperando.

Demás esta decir, que, en el recorrido, como muchos, primero me saqué fotos con algunas llamas (ese animal de grandes y tiernos ojos), a las cuales les prodigué los más efusivos elogios por su porte y su belleza, pero que, como todo bicho que camina termina en el asador. Locro y chivito, ya sea al asador o guisado de diferentes maneras, no se hicieron esperar. Y, por supuesto, quinoa, que es un cereal -pseudocereal mejor dicho- pobre en grasas y bajo en gluten que lo hace apto para celiacos. La quinoa fue muy apreciada por los aztecas e incas ya que no eran demasiadas las especies aptas para cultivo en sus zonas. Y hoy podemos ver que algunos cocineros, tratan de imponer este cereal dentro de sus creaciones, (cayendo así en la sobrevaloración de éste).
Bueno, como podrán apreciar, a mí, todavía, me resulta un poco difícil encontrar una gastronomía acorde, no sólo con mis expectativas, sino también con aquella generada por tanta propaganda que se hace desde las oficinas de turismo y la difusión brindada por los diferentes medios.

Debo decir además que, como comensal al que la buena y mala comida no le es indiferente, hallo por lo general que en Argentina, la atención en los lugares de comidas, en la mayoría de los casos deja mucho que desear y... no es un tema menor al momento de sentarse a la mesa.