
Qué es un perro sin un hueso, verdad Ami?, ahí entonces nuestras miradas se encontraban ( no sin cierta complicidad ), y yo sabía que con su mirada me decía.- Sí no seré menos perro pero sabes cuanto más feliz estaré!. Por eso cuando voy a un restaurante y la comida no me agrado tanto, pienso en ese hueso que pendía de mi mano y que seguramente en el generaba toda una serie de sentidos agolpándose y luchando por ver cual de ellos lo disfrutaba primero. Así es que cuando salgo de un restaurante y siento que la comida no fue todo lo que la carta pretendía mostrarme o lo que el local a todas luces parecía ofrecer, no me siento menos humano, pero si menos gratificado!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario